"Un día el Zar decretó un impuesto a los judíos y mandó a uno de sus sicarios para ver cómo se lo habían tomado. El sicario fue, miró y le informó: ‘Están todos protestando, preguntándose cómo van a hacer para pagarlo’.
Ajá –dijo el Zar–. Entonces dupliquemos el impuesto. Andá a ver qué pasa ahora y cómo cae. El sicario fue, volvió y dijo: ‘Están todos haciendo chistes y riéndose’.
–Bueno –dijo el Zar–. Si están haciendo chistes, dejemos las cosas como están. Es obvio que llegaron al límite y no se les va a poder sacar ni un rublo más..."
Recopilado por Leonardo Moledo en Página/12
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