sábado, 3 de febrero de 2007

Subway bungee jumping


La escena, en el subte, el 19 de enero, tipo 6 de la tarde: un señor que ha salido de La Plata rumbo a Retiro pa tomarse el micro al Chaco, va pacíficamente sentado junto a una ventanilla. Redepente, estación San Juan, sube un grupito de pibes, seis, de 14 o 15, con aspecto de fascinerosos de clase media. Contrariamente a cualquier expectativa del prejuicioso platense, q ve delincuentes juveniles por todos lados (se está poniendo viejo, muy viejo), los péndex no se dirigen ni molestan a ningún pasajero. Un par de ellos se para en el marco de la puerta, y cuando el automático manda el cierre, ponen los pies entre las dos hojas, impidiéndolo parcialmente. Luego, apenas pasada la estación, fuerzan la apertura y uno de ellos, el más bajito, aunque no el menos imponente, se tiende de espaldas en el piso y asoma media cabeza fuera del vagón, dando unos alaridos aterradores, ante la vista risueña de sus colegas. Alguien q logra superar la violenta sorpresa se levanta como para auxiliarlo, o algo así, pero entonces los dos pibes q aguardaban más lejos del marco de la puerta lo paran y le dicen q se siente donde estaba, con gesto casi amable. Sigue el alarido, ahora acompañado por algunas carcajadas de los custodios del deportista suicida, así hasta entrar en Independencia, donde se paran y adoptan correctísima actitud. Al salir de la estación, recomienza el show de terror sports, con la gente asustada, espantada, encantada, hipnotizada, cualquier cosa menos indiferente. En Piedras, con los seis ya de pie a los lados de la puerta, suben tres vigilantes que los encaran en forma directa y autoritaria: -A ver, pibes, ¿qué hacen? –Nada, ¿por?-, la réplica del protagonista del bungee jumping subterráneo. –Se bajan, ya-. Y el vigi más grosso los pecha en dirección al andén, mientras el otro toma a uno de ellos con el tradicional estilo mevatenerqueacompañar. Entonces el subte parte, y sólo veo a los canas q arrean, a patadas, a los pibes hacia una salida. Buscando emociones fuertes y novedosas, los chicos pueden haber hallado una más tradicional... y más violenta.

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